jueves, 29 de agosto de 2013

Noche

Llega a la pieza, cierra la puerta tras de sí, abre la cortina y confía en que el visillo y una malla que impide la entrada de los insectos la oculten del exterior. Al frente, dos casas más allá ve una luz encendida y algo como una silueta, piensa: ¿una en su honor? Mientras se responde "no, qué cochina" y se desviste en silencio observando la noche tranquila, fresca, primaveral; duda un momento entre cerrar la ventana o dejarla abierta otro momento: la cierra sin pensar más. En el fondo de su mente se dice: gracias a Dios no pueden verme -que asquerosidad- y se lamenta no sabe si por sentirse tan poco agradable a la vista o por sentirse asquerosa ella misma. El jazz en su celular seduce sus oídos, sube a su cama y comienza a escribir sobre una noche en que se desnuda frente a la ventana sin pudor como otra veces y de cómo el jazz inunda sus oídos...