jueves, 13 de octubre de 2016

Tu luna y tus pinos, la espuma y tus riscos.

Hay una cita que recuerdo más o menos y desde octavo básico, en general de la cita sólo recuerdo algo como "cuando dijo eso, 'tu luna, 'tus pinos' [...] esa luna tan manoseada por poetas y enamorados" pero me encanta y llevaba días repitiendo en mi cabeza "tu luna, tus pinos" hasta que me decidí a buscarla y la encontré, pero en otro libro (no en Gracia y el forastero, sino en un libro llamado Las crónicas de Gabriel Episodio I Amanecer sin ti, el cual no leeré, imagino que al menos por ahora no, pero el cual debo citar).

La cita original dice así:
"La besé lenta muy lentamente, la cogí de la mano y la llevé hacia el camino del Pinar que por la noche era espectacular y hermoso; los peñascos de los pinos oscuros golpeados por la brisa marina, la luna, las estrellas, la neblina alrededor que abundaba aquella noche confería al paisaje de allí un aspecto sobrenatural. Gracia y yo cogidos de la mano observando todo aquello. Magnífico. Sentíamos una felicidad quieta que nos embriagaba en ese momento. Sólo quedó una cosa por decirle:
- Perdóname –le rogué– no puedo ofrecerte un decorado mas original.  - Me gustan tu luna y tus pinos –agregó–.
Cuando ella dijo: "tu luna", "tus pinos", nos hizo únicos, me apartó de toda vulgaridad que antes soportara. La luna que han manoseado tantos poetas y enamorados ahora era nuestra, propia, única, como un sello indisoluble del amor que sentíamos mutuamente"

Entonces, vagando entre mis pensamientos, comencé a tejerlos y de ellos salió:
"Tu luna, tus pinos" y yo pensando en la espuma del mar de la que hablas, en el risco, en los árboles. Recordé Valdivia, sí, y cuando te pregunté dijiste que (tu inspiración) sólo era el campo y dependía de la lectura (¿la interpretación?)...  Tu luna y tus pinos, la espuma y tus riscos, no puedo sino pensar en ti, en mis pensamientos siempre estás tú y tú y tú... Siempre tú, mi corazón se desenvuelve en ternuras para ti y tú, que recién sabes que existo, ignoras el amor con que mi corazón te llama, día y noche, luna tras luna... Y pienso y vuelvo a pensar que mis palabras no te tocan, no te alcanzan, ni a tus oídos ni a tu corazón entonces, con el corazón sofocado y a punto de rendirse entre mis manos, pierdo la esperanza y la luz de la misma se va apagando lentamente pero sin querer consumirse.



Tu raíz ya está en mí y arraigado ahí te quedarás,
tal como escribiste, tu raíz en árbol se convertirá
como invertido, madurado y crecido.

Yo no (te) pido nada en particular,
pero si algo me quieres dar,
mi corazón abierto ha de estar,
...siento que siempre te he de esperar.

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